martes, 9 de octubre de 2012

Carta Despedida Papá... (30 Mayo 1951 - 25 Mayo 2012)


Que difícil encontrar las palabras adecuadas para expresar el cúmulo de ideas que vienen a mi mente en este momento. En ningún caso con estas palabras, quisiera provocar más dolor pero así como alguna vez mi madre lo hizo por mis abuelos cuando les llegó el momento de partir yo quiero traer a este lugar alguno de los tantos recuerdos que mi padre dejó sembrados y que sin duda permanecerán con nosotros para siempre.

Fernando Elías Constanzo Hernández: Esposo, Padre, Tata, Hermano, Tío. Un hombre extrovertido, alegre, divertido, apurón, amistoso, llevado a sus ideas, generoso y por sobre todo amante de su Esposa, un padre amoroso y un abuelo muy querendón y consentidor.

Hay tantas cosas que tu esposa;  nuestra querida mamita extrañará de ti. Hay tantos recuerdos encerrados en 41 años de matrimonio.  El de uds, y como todos, no estuvo exento  de problemas y dificultades pero con el paso del tiempo hemos aprendido el valor tan maravilloso  de aquel conocido texto “el amor todo lo puede”. Ella ha sido tu compañera de vida, tu apoyo, tu enfermera, tu “chita”. Con quien podías pasar largas horas en un  juego de cartas sin fin, en donde por supuesto eras tú quién por lo general ganaba, con tus estrategias especiales y tu expresión de derrota cuando en realidad tenías todas las cartas y el juego a tu favor.  No puedo dejar de mencionar los famosos “proyectos” que emprendían juntos; pintura de paredes, el mueble de cocina con mosaicos de cerámica, el cierre del segundo piso o también cambios más sencillos como plantar en el jardín alguna flor bonita, o cambiar de lugar algún artefacto del taller.   Cada vez que te preguntamos Papá por qué estás haciendo eso? Respondías con un resignado: “Porque a la mamá se le ocurrió” …… Las caminatas al río a buscar algo que se pueda reciclar para hacer algo bonito, los viajes que pudieron realizar, los descansos en la plaza de armas a tomar helado y mirar la gente pasar así tomaditos de la mano….Queremos decirte que tu amada “moni” estará muy bien cuidada y protegida, rodeada del amor de sus hijos y de sus nietos.

Tus hijos Marcos, Marcelo, Marita, Verito y Daniela (para ti, guatón, pelelo y gulitas) tiene cada uno recuerdos individuales producto de la relación personal que cada uno cultivó contigo. Recuerdos que por cierto, estos días vienen a nuestra mente, bombardeantes y llenos de ti.
Marcos; tu hijo mayor, la primera  guagua……… (muy a nuestro pesar) el que siempre tuvo más juguetes y tal vez con quien tuvieron más aprehensiones por el hecho de ser el primero. Tu compañero de maestreos y eternas disputas sobre quien tenía la razón. Tu guatón, ése que tenía todo el derecho del mundo a retarte porque era el hombre grande de la  casa, al que le regalaste su primer teclado sin importar lo que costara porque le diste la oportunidad de elegirlo “el mismo” para que algún día interpretara las más lindas melodías para ti en aquellas hermosas reuniones familiares y quien gracias, a ese gran incentivo hoy dedica su vida a enseñar el valor de la música en los más pequeños.
Marcelo; tu “pelelo” tu cantor, el que te hacía inflar el pecho cuando ibas a oírlo cantar. A ése que le decías “cántele al tío” (bueno en realidad a todos nos dijiste eso alguna vez) Al que tanto le insististe que aprendiera a hacer arreglos domésticos y quien te respondía con un dejo de indiferencia y sólo para provocarte “voy a tener plata para contratar maestros”…  Ese hijo con quien te gustaba orar y buscar la presencia de Dios y que te regaló 3 hermosos nietos que aunque, no pudiste conocer personalmente, siempre estuvieron en tu corazón y en tus oraciones. A la distancia  y con un besito en la frente él también te dice Adiós.

Tu Princesa Marita: La más chiquitita y apegada a ti, esa pequeñita que siempre te recibía diligente y corría a servirte el tecito o se desvivía por atenderte cuando estabas enfermo sin importar ni el frío ni el desvelo. A quien siempre nosotros llamamos tu regalona (también un poco para provocarte) porque sabíamos que tu respuesta sería un tajante “todos mis hijos son iguales”. Tu Marita que te llamaba todos los días para contarte alguna gracia de tus nietas y decirte cuánto te amaba y lo mucho que deseaba viajar pronto para verte.

Tu hija Verito: No sé si hice lo suficiente pero intenté hacerte feliz en cosas tan simples pero que para ti tenían mucho valor; tus galletitas para el té, los quequitos que apenas expelían su olorcito desde el horno te llamaban a preguntarme ¿hija qué estás haciendo? No podré olvidar la carita que ponías cuando yo contestaba “un quequito”. Es la misma cara que pone mi Luquitas cuando ve algún juguete que le gusta.  Tu hija a quien continuamente preguntabas: “Hija  tú me amarás tanto como yo te amo a ti” y a la que animaste en momentos difíciles con un “hijita, vamos a salir adelante, confía en Dios, todas las noches oro por ti”. Gracias papito…

Tu Gulita, tu Danielita: esa dulce hija que te regaló la vida cuando ya no tenías pensado que eso sucedería. La que te amó y amará incondicionalmente porque fuiste como su padre. La que te dio tantas satisfacciones y orgullos en el plano profesional y académico. A la que animaste tantas veces cuando abrió su corazón para contarte sus penitas y preocupaciones. A la que defendiste cuando comenzamos a decirle “nono” porque pensaste que era algo ofensivo y la que sin duda, con sus bromas te hacía reír como ninguno de nosotros pudo hacerlo. 

Tus  siete nietos: Emma, Maddie, Ethan, Matías, Gabriela, Lucas y Amalia se sentirán muy afortunados cuando en la medida que crezcan, conozcan tu historia, la de un hombre que sacó adelante una familia pese a las adversidades y que aunque cometió errores trató de enmendarlos con amor y perseverancia. Tus nietecitos mirarán el cielo esperando encontrarte en alguna estrellita. Los que tuvieron la bendición de conocerte (Mati, Gabi, Amalia y Lucas) seguramente preguntarán por ti y nos encargaremos de recordarles tu actitud hacia ellos, cargada de ternura y consentimientos. Tú eras el tata que bailaba “hip hop” con Matías.  Pañuelo en mano; cueca con Luquitas, Jugabas a las muñecas con Gabrielita y quien tuvo el honor de recibir unas de las primeras sonrisitas y conversaciones de tu nieta más chiquitita: Amalita Belén.

Tus hermanos y hermanas: Tu querida “Fundación” extrañarán al “negro” y las onces con ese pancito amasado de la tía Mary que tanto disfrutabas. Las conversaciones alegres recordando historias de la niñez, del matadero, de los abuelos y  tantas experiencias propias de su lazo especial de hermanos.
Te extrañaremos tanto viejito… tus bailes de Cantinflas, tus retos para que nos calláramos mientras veías las noticias, las interminables sobremesas con tus historias sobre personajes que ninguno de nosotros conocía pero que sin embargo para ti era tan entretenido relatar, tus programas de folclor el domingo a medio día, tu querida radio ñuble sonando a las 07 de la mañana en el baño a todo volumen, tus tostadas de la mañana, el sonido de tu secador de pelo, el olor de tu perfume…
Papá descansa. Guardamos los mejores recuerdos de ti. Nos quedamos con todo lo bueno, con todo lo que hiciste, con todo lo que entregaste y con todo lo que amaste.
Sigues estando aquí y seguirás estando porque todos viven mientras sean recordados…

1 comentario:

Eric dijo...

Vero, quisiera comunicarme contigo por mail. 3ryk.op@gmail.com.